COLABORADORES

Sonal Desai, Ph.D.
Directora de inversión
Franklin Templeton Fixed Income
¿Qué es r* y cuál es su importancia para las perspectivas de rendimiento de los bonos y las tasas de interés del mercado?
Es importante porque, a la hora de establecer la política monetaria, la estimación que hace la Reserva Federal de EE. UU. de r* también sirve de guía. La estimación que hace la Reserva Federal de r* es la tasa de interés real de política (que difiere de la tasa de interés nominal de los fondos federales) que no sería ni contractiva ni expansiva cuando la economía presenta pleno empleo y la inflación se sitúa en su objetivo del 2% 1 La llamaremos tasa «neutra real». El consenso considera que r* ha experimentado un descenso a largo plazo y podría haber retrocedido en cierta medida en los últimos años, pero ¿es esto correcto?
El gobernador de la Reserva Federal, Christopher Waller, y el ex presidente de la Reserva Federal de Nueva York, William Dudley, manifestaron hace poco sus opiniones contrapuestas. 2 La opinión de Dudley se aproxima mucho más a mi argumento de los últimos dos o tres años, a saber, que la tasa neutra es mucho más alto de lo que creen tanto la Reserva Federal como los mercados. Sin embargo, en esta nota quiero ir un paso más allá y ofrecer una perspectiva distinta sobre cómo analizar las últimas décadas y su significado para las perspectivas futuras sobre las tasas.
R*, es inobservable, pero, como señala Waller, tenemos dos formas distintas de medirla. La primera consiste en observar el rendimiento del bono del Tesoro de EE. UU. a 10 años ajustado por la inflación:
Rendimiento real del Tesoro estadounidense a 10 años
1980–2024

Fuentes: Departamento del Tesoro de EE. UU., Macrobond. Análisis de Franklin Templeton FixedIncome Research.
A primera vista, parece indicar una tendencia descendente de r* desde principios de la década de 1980, seguida de un aumento en los últimos cuatro años. Sin embargo, el rendimiento real del capital es otro indicador de la tasa neutra, el cual no muestra ninguna tendencia a la baja.
Waller se centra en el rendimiento real del bono del Tesoro de EE. UU. como sustituto más significativo de r*, y argumenta que algo debe haber sucedido para provocar una divergencia entre el rendimiento real del capital y el rendimiento real de los bonos del Tesoro de EE. UU. Según Waller, fueron cinco los factores que impulsaron la demanda de bonos del Tesoro de EE. UU.: la globalización de los mercados de capitales, la acumulación de reservas oficiales, la demanda de los fondos soberanos, el envejecimiento de la población, la regulación financiera y las compras de bonos del Tesoro de EE. UU. por parte de la Reserva Federal. Waller argumenta que estos cinco factores seguirán haciendo que r* se mantenga baja, y el único contraste consistirá en que la política fiscal laxa hará que aumente la oferta de bonos del Tesoro de EE. UU.
Dudley descarta por completo la idea de que esta sea una forma útil de analizar r*, ya que, por definición, debe estar estrechamente vinculada a las variables fundamentales económicas, como la productividad. Como llevo bastante tiempo defendiendo, Dudley observa además que, dado que el crecimiento ha seguido siendo sólido incluso con la suba de la tasa de interés de los fondos federales por parte de la Fed, r* debe haber aumentado, con lo que la actual posición de la política monetaria solo es ligeramente restrictiva.
Pero es aquí en donde quiero aportar una perspectiva diferente. Tanto Dudley como Waller aceptan la idea de que r* mostraba una tendencia descendente a largo plazo hasta hace poco; y, sin embargo, ninguno de ellos puede señalar ningún cambio en el crecimiento subyacente. De hecho, los cambios en las variables fundamentales del crecimiento, como la productividad, deberían haber afectado en primer lugar a la tasa real de rendimiento del capital, que como observamos no presentó modificaciones. En cambio, quisiera sugerir la idea algo controvertida de que, de hecho, puede que r* nunca haya mostrado una tendencia descendente a largo plazo. Analicemos nuevamente la gráfica de rendimiento real del bono del Tesoro de EE. UU.:
Rendimiento real del Tesoro estadounidense a 10 años
1980–2024

Fuentes: Departamento del Tesoro de EE. UU., Macrobond. Análisis de Franklin Templeton Fixed Income Research.
- Veamos, en primer lugar, que la tendencia a la baja se acentúa artificialmente debido al gran salto que se produce justo al comienzo del período de muestra, pasando del 2% hasta superar el 9 %. Las estimaciones a más largo plazo de r* indican que desde la década de 1950 hasta la Crisis Financiera Global en promedio se situó en torno al 2%, por lo que este máximo es un valor atípico (véase mi artículo anterior «Mi opinión: El cambio estructural que no tuvo lugar». El rendimiento real del bono del Tesoro de EE. UU. disminuyó posteriormente durante la década de 1980 mientras los responsables de las políticas controlaron la elevada inflación; durante la década de 1990 se mantuvo estable en el rango del 2% al 4%.
- Entre 2000 y 2003 se produce otro descenso discreto, de aproximadamente el 3.5% a aproximadamente el 1%. Esto coincidió con una importante flexibilización de la política monetaria en respuesta al estallido de la burbuja de las puntocom y la consiguiente recesión. El rendimiento real del bono del Tesoro de EE. UU. volvió posteriormente a su tendencia próxima al 2% hasta que...
- ... la Crisis Financiera Global provocó otra expansión masiva de la política monetaria, y el rendimiento real del bono del Tesoro de EE. UU. volvió a caer, pasando de estar por encima del 2% en 2007 a estar por debajo de cero en 2013. Posteriormente, r* volvió a subir hasta...
- ... que llegó la recesión provocada por la COVID-19 y otra ronda de expansión de la política monetaria todavía más drástica, que hizo que el rendimiento real del bono del Tesoro de EE. UU. volviera a bajar.
- Por último, una vez que se interrumpió la flexibilización monetaria por primera vez y luego se revirtió poco a poco, la tasa de rendimiento del bono del Tesoro de EE. UU. volvió a subir de forma bastante brusca, hasta situarse prácticamente en el punto en el que se encontraba al comienzo de la muestra.
No defiendo que r* se haya mantenido siembre estable, ya que fluctuó con las variables fundamentales económicas. Pero las variables fundamentales económicas subyacentes no cambiaron lo suficiente como para hacer que la tasa neutra real bajase del 2% a prácticamente cero de forma duradera y estructural. En mi opinión, lo que observamos en la gráfica de rendimiento real del bono del Tesoro de EE. UU. es principalmente el efecto de varias rondas de flexibilización masiva de la política monetaria, que impulsan la demanda de bonos del Tesoro de EE. UU. y reducen su rendimiento real. Dicho de otro modo, históricamente, las compras masivas de la Reserva Federal han tenido un papel definitorio en el comportamiento de los rendimientos reales de los bonos del Tesoro de EE. UU. Creo que la tasa neutra, la famosa r*, probablemente se sitúa ahora entre el 2% y el 2.5%, en consonancia con su media a largo plazo desde la década de 1950 y hasta la víspera de la Crisis Financiera Global, sobre todo debido a que estamos observando una tendencia al alza de la inversión y varias señales de repunte de la productividad.
Esto tiene dos consecuencias. En primer lugar, que la actual política de la Reserva Federal no es demasiado restrictiva y la desinflación seguirá avanzando de forma gradual. En segundo lugar, que es probable que el próximo ciclo de rebaja de tasas de la Reserva Federal sea corto y poco profundo.
Veamos ahora las perspectivas para los rendimientos nominales del bono del Tesoro de EE. UU. Si estoy en lo cierto, y r* se sitúa entre el 2% y el 2.5%, en cuanto la inflación alcance el objetivo de la Reserva Federal (2%), la tasa de interés de los fondos federales debería situarse entre el 4% y el 4.5%. A continuación debemos añadir la prima por plazo y de riesgo3, que en las dos décadas previas a la Crisis Financiera Global se situaron en promedio próximas al 1.3 %. En la actualidad contamos además con un enorme y persistente déficit fiscal que, según las proyecciones de la oficina de presupuestos del Congreso, seguirán impulsando la oferta de bonos del Tesoro de EE. UU. durante la próxima década. Por consiguiente, a mediano y largo plazo, una vez que se haya cumplido el próximo ciclo de flexibilización de la Reserva Federal, preveo una nueva subida de los rendimientos del bono del Tesoro de EE. UU., y parece más que posible que alcancen niveles superiores al 5%.
Notas finales
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Quisiera aclarar más detenidamente la relación de r* con la tasa de interés de los fondos federales, tasa de interés de política establecida por la Reserva Federal, que actualmente se sitúa entre el 5.25% y el 5.50%. Según las estimaciones de la Reserva Federal, r* se sitúa actualmente en el 0.6%. Esto implica que, una vez que la inflación retroceda y se sitúe en su objetivo del 2%, y que posiblemente la economía presente pleno empleo, la tasa de interés de los fondos federales debería situarse en el 2.6 % (= 0.6 % r* + 2 % de inflación). Si r* es muy superior al 0.6 %, tal como pensamos tanto Dudley como yo, el tipo de interés de los fondos federales debería ser mayor en consecuencia.
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Fuente: “Some Thoughts on r*: Why Did It Fall and Will It Rise?” Observaciones de Christopher Waller, miembro de la Junta de Gobernadores del Sistema de la Reserva Federal, en la Conferencia Económica de Reikiavik, Reikiavik (Islandia). 24 de mayo de 2024.
- Definiciones: Prima por plazo: es la cantidad por la que el rendimiento hasta el vencimiento de un bono a largo plazo es superior al de los bonos a corto plazo. Prima de riesgo: es el rendimiento de la inversión que se espera de un activo por encima de la tasa de rendimiento libre de riesgo.
¿CUÁLES SON LOS RIESGOS?
Todas las inversiones conllevan riesgos, incluida la posible pérdida de capital.
Los instrumentos de deuda implican riesgos de tasas de interés, de crédito, de inflación y de reinversión, así como la posible pérdida del capital. A medida que las tasas de interés aumentan, el valor de los títulos de deuda disminuye. Los bonos de alto rendimiento con baja calificación están sujetos a una volatilidad de precios, una falta de liquidez y una posibilidad de impago mayores.
