COLABORADORES

Grant Bowers
Portfolio Manager,
Franklin Equity Group®
United States
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Durante décadas, los cómics, los libros, la televisión y las películas han incorporado la idea de que los ordenadores parecen adquirir conciencia y relacionarse con los humanos. Estos ordenadores y figuras animadas jugaban, controlaban naves espaciales y, en general, intentaban facilitar la vida de aquellas personas con las que interactuaban. Estos personajes ficticios se basaban en gran medida en la tecnología que se estaba desarrollando al mismo tiempo que el auge de los medios de comunicación. Aunque a muchos de nosotros nos parecieron personajes fantasiosos en ese momento, creemos que actualmente estas ideas se están introduciendo en nuestra realidad cotidiana, lo que aporta nuevas oportunidades de crecimiento y productividad en una amplia variedad de sectores.
La tecnología de la IA lleva desarrollándose desde los años 50, pero no fue hasta finales de los 90 cuando empezó a emplearse de manera más general. Las primeras formas de IA de los 2000 se centraban en la inteligencia empresarial y el aprendizaje automático, y se adoptaron rápidamente en las empresas. Desde 2017, la adopción de la IA se ha duplicado con creces en todo el mundo (véase el gráfico 1 del PDF), pues las empresas han explotado el potencial que ofrece la tecnología. El aumento de la potencia informática y la capacidad para analizar grandes conjuntos de datos y crear modelos predictivos ha sido un factor determinante del aumento de la productividad no solo en el sector tecnológico, sino en todos los sectores de todo el mundo.
Parece que la siguiente ola de IA se basa en modelos de lenguaje natural, como el recientemente publicado Generative Pre-Trained Transformer (es decir, ChatGPT). Estos modelos combinan grandes cantidades de datos con la potencia informática para encadenar palabras con sentido. Entienden las palabras en contexto y cuentan con un amplio vocabulario y grandes cantidades de información. Acercan la promesa de la IA de actuar como asistente para muchas tareas humanas.
¿CUÁLES SON LOS RIESGOS?
Todas las inversiones conllevan riesgos, incluida la posible pérdida de capital. El valor de las inversiones puede tanto subir como bajar y los inversores podrían no recuperar todo el capital invertido.
Los precios de las acciones experimentan fluctuaciones, a veces rápidas y drásticas, debido a factores que afectan a empresas concretas, industrias o sectores específicos, o condiciones generales de mercado. La inversión en sectores de rápido crecimiento, entre los que se encuentra el tecnológico (que históricamente ha sido volátil), podría dar lugar a un aumento en la fluctuación de los precios, especialmente a corto plazo, debido al rápido ritmo de los cambios y al desarrollo de productos, así como a los cambios en la normativa estatal que se aplica a las empresas que ponen de relieve el progreso científico o tecnológico o la aprobación normativa para la comercialización de nuevos fármacos y productos médicos.
Las opiniones tienen por único objeto ofrecer información acerca del proceso de análisis de valores. La información facilitada en este artículo no constituye una recomendación ni un asesoramiento individual de inversión para un valor, estrategia o producto de inversión determinado, ni una evidencia de intención de negociación de ninguna cartera gestionada por Franklin Templeton. Este documento no es un análisis completo de cada hecho relevante en relación con un sector, un valor o una inversión y no debe interpretarse como una recomendación de inversión. Trata de ofrecer una perspectiva del proceso de selección y análisis de carteras. Las declaraciones basadas en hechos se extraen de fuentes que se consideran fiables, pero no se ha comprobado de forma independiente su integridad o precisión.
Estas opiniones no deben considerarse un asesoramiento de inversión ni una oferta de un valor en particular. Las empresas y los estudios de casos a los que se hace referencia en este artículo se utilizan únicamente con fines ilustrativos; cualquier inversión podría formar parte o no de una cartera que cuente con el asesoramiento de Franklin Templeton.
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La información facilitada en este artículo no constituye una recomendación ni un asesoramiento individual de inversión para un valor, estrategia o producto de inversión determinado, ni una evidencia de la intención de negociación de ninguna cartera gestionada por Franklin Templeton. La rentabilidad pasada no garantiza rentabilidades futuras.
