COLABORADORES

Dina Ting, CFA
Head of Global Index Portfolio Management,
Franklin Templeton ETFs
Desde que ChatGPT y todo lo relacionado con la IA (inteligencia artificial) empezaron a dominar los titulares, el término «metaverso» parece haber pasado desapercibido. Pero el reciente estreno en Las Vegas del impresionante recinto Esfera, de 2300 millones de dólares, bautizado con el nombre de la última serie de conciertos en directo de U2, parece un recordatorio apropiado de la continua evolución de los ecosistemas inmersivos (así como de la atracción que ejerce el miedo a perderse las nuevas tendencias).
El espectacular escenario, lo bastante alto como para que quepa en él la Estatua de la Libertad entera, ofrece una experiencia comunitaria de RV (realidad virtual) sin necesidad de gafas. El exterior del orbe gigante cuenta con la pantalla led totalmente programable más grande del mundo (54.000 metros cuadrados) y un espacio interior que el guitarrista de U2, The Edge, ha descrito como un «gran salto adelante» en la revolución del espectáculo en directo.
Equipado con asientos hápticos (táctiles) que vibran para adaptarse no solo a las escenas que se muestran, sino también al sonido de última generación, el recinto involucra todos los sentidos con efectos de viento, temperatura e incluso olores que pueden hacer que los asistentes se sientan como si estuvieran al aire libre o incluso en el espacio exterior.
Puede que la enorme escala de la Esfera sea especialmente propia de Las Vegas, pero es el último precursor de nuestra nueva era de entretenimiento inmersivo. Los inversores que observan las todavía incipientes fases de desarrollo del metaverso encuentran grandes atractivos en el abanico de formatos de contenido pioneros y en la tecnología relacionada para resolver limitaciones como la de la imagen convencional y la realización de películas para espacios con enormes pantallas de altísima resolución. Los creadores de la Esfera colaboran incluso con la NASA (Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio) en la innovación de los medios de comunicación.
La adopción mundial de imágenes holográficas en 3D y pantallas led está aumentando a medida que las empresas siguen desarrollando nuevas maneras de difuminar la línea entre lo virtual y lo físico. Se calcula que el mercado mundial de pantallas led, valorado en 15.000 millones de dólares en 2022, crecerá hasta los 23.000 millones en 2030.1
Durante la conferencia Meta Connect de este año, el director ejecutivo Mark Zuckerberg desveló nuevas herramientas de IA ―como Max, el sous chef― y reiteró a los asistentes que «pronto lo físico y lo digital se unirán en lo que llamamos el metaverso».
Las marcas de lujo ―entre ellas Chanel y Dolce & Gabbana― también han querido invertir en estrategias metaversales inmersivas. Algunas implican nuevos modos de servicios personalizados, interacción con la marca y experiencias para aumentar la fidelidad de los clientes o la colaboración fluida y creativa de los empleados, así como el aprovechamiento de los mundos virtuales para mejorar la eficiencia operativa de las empresas.
Desde que hace cuatro años Louis Vuitton se asoció por primera vez con Riot Games para crear skins para avatares, se han puesto en marcha varios eventos de diseño de alto nivel, como la Semana de la Moda del Metaverso. El otoño pasado, la casa de moda italiana Gucci nombró a un responsable de metaverso. Y más o menos al mismo tiempo, el fabricante de relojes de lujo Rolex se adentró en el metaverso, presentando solicitudes de marca en los ámbitos de la criptomoneda y el mercado de NFT (tokens no fungibles).
No cabe duda de que hay muchas iniciativas que lucharán en este espacio emergente, por lo que los inversores pueden preferir utilizar estrategias de ETF basadas en reglas para captar la exposición óptima al metaverso. El seguimiento de estos índices puede ofrecer una ventaja, ya que ajustan automáticamente las carteras para incluir empresas selectas en la vanguardia de este nuevo panorama digital. Seguimos creyendo que las oportunidades de revolucionar nuestras interacciones digitales en todos los sectores son inmensas, y las soluciones que ofrecerán estas nuevas tecnologías impulsarán la demanda.
Las empresas y los estudios de casos a los que se hace referencia en este artículo se utilizan únicamente con fines ilustrativos; cualquier inversión podría formar parte o no de una cartera que cuente con el asesoramiento de Franklin Templeton. La información facilitada en este artículo no constituye una recomendación ni un asesoramiento individual de inversión para un valor, estrategia o producto de inversión determinado, ni una evidencia de la intención de negociación de ninguna cartera gestionada por Franklin Templeton.
- Fuente: Zion Market Research, mayo de 2023. No hay garantía de que las proyecciones, previsiones o estimaciones vayan a cumplirse.
¿CUÁLES SON LOS RIESGOS?
Todas las inversiones conllevan riesgos, incluida la posible pérdida de capital.
La inversión en sectores de rápido crecimiento, entre los que se encuentra el tecnológico (que históricamente ha sido volátil), podría dar lugar a un aumento en la fluctuación de los precios, especialmente a corto plazo, debido al rápido ritmo de los cambios y al desarrollo de productos, así como a los cambios en la normativa estatal que se aplica a las empresas que ponen de relieve el progreso científico o tecnológico o la aprobación normativa para la comercialización de nuevos fármacos y productos médicos.
La compra y el uso de monedas digitales habilitadas para cadena de bloques comporta riesgos, incluido el riesgo de pérdida de capital. Las operaciones especulativas con bitcoines y otras formas de criptomonedas ―muchas de las cuales han demostrado una volatilidad extrema en sus precios― conllevan importantes riesgos. Entre otros riesgos, las interacciones con empresas que afirman ofrecer plataformas de pagos con criptomonedas (y otros productos y servicios relacionados con las criptomonedas) pueden exponer a los usuarios al fraude. La tecnología de la cadena de bloques es nueva, no se ha probado completamente y es posible que nunca se implemente a una escala en la que se puedan obtener beneficios identificables.
En lo que se refiere a los ETF gestionados de forma activa, no puede garantizarse que las decisiones de los gestores de inversión generen los resultados deseados.
Los ETF se negocian como las acciones, su valor de mercado fluctúa y pueden cotizar por encima o por debajo del valor liquidativo de los ETF. Las comisiones de corretaje y los gastos de ETF reducen la rentabilidad. Las acciones de ETF pueden comprarse o venderse a lo largo del día a su precio de mercado en la bolsa en que se coticen. Sin embargo, no hay garantías de que se desarrolle o se mantenga un mercado de transacciones activo para las acciones de ETF ni de que su cotización siga siendo o permanezca invariable. Si bien las acciones de ETF son negociables en mercados secundarios, no pueden negociarse fácilmente en todas las condiciones de mercado y podrían ser objeto de descuentos considerables en períodos de tensión en los mercados.
