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La determinación de los bancos centrales de luchar contra la inflación ha causado un aumento de la volatilidad en los mercados de capital (especialmente en la curva de del Tesoro estadounidense), debido a la notable incertidumbre con respecto a las perspectivas de inflación, crecimiento y posible recesión en EE. UU.1. Aunque la Reserva Federal estadounidense (Fed) indicó claramente que no prevé una reducción de los tipos de interés a finales de este año, el mercado tiene una opinión muy diferente, pues cree que la Fed aplicará una relajación significativa en enero de 2024.

¿Los participantes del mercado «saben» lo que ocurrirá mejor que los bancos centrales? No, más bien todo lo contrario. La incertidumbre de los inversores se refleja en la elevada volatilidad de los tipos de interés del primer semestre de 2023. 

Además de las «incógnitas conocidas», están las tensiones recientes en el sector bancario, las cuales se debieron en gran parte al rápido aumento de los tipos de interés. Esto sirve como otro recordatorio de que cuando los bancos centrales aplican medidas de endurecimiento, la situación se complica.

Esta vez, la amarga ironía agrava la miseria de los bancos comerciales. En parte, se enfrentan a posibles pérdidas considerables en sus tenencias de bonos del Tesoro estadounidense (por ejemplo, Silicon Valley Bank), porque los organismos reguladores estaban interesados en que los bancos siguieran siendo líquidos y seguros, y los empujaron en esa dirección durante años.

Consecuencias no deseadas!

En resumen, la incertidumbre en materia de política monetaria, la fragilidad financiera y los difícilmente predecibles resultados en cuanto a crecimiento y beneficios se apoderaron de los inversores. Pero la solución no es desesperarse. En su lugar, la respuesta adecuada (al menos en nuestra opinión) es aprovechar la oferta —incluidos los rendimientos más altos de la renta fija a plazos más cortos— y complementar ese enfoque con asignaciones sensatas a activos de riesgo, en particular cuando la volatilidad ofrece oportunidades.

La oportunidad de (casi) una vida

Empezamos señalando que, por primera vez en 15 años, se ofrece a los inversores rentabilidades del 5 % sobre los instrumentos cuasimonetarios, como los fondos del mercado monetario. Creemos que estos pueden impulsar esa rentabilidad con poco riesgo mediante la inversión en bonos corporativos de alta calidad de menos de dos años de duración. Estas rentabilidades superan con creces los tipos de los depósitos bancarios, que además siguen estando limitados por el tope legal de 250.000 dólares del seguro de depósitos.

Es posible que los fondos del mercado monetario y los bonos de alta calidad de corta duración parezcan una opción anodina para muchos inversores, pero hay ocasiones en las que tienen sentido, sobre todo cuando la volatilidad es alta, prevalece la incertidumbre y los riesgos fundamentales (es decir, la recesión) se ciernen sobre el crédito corporativo y los mercados de renta variable.

Aprovechar la oportunidad

No obstante, esto no quiere decir que las carteras deban estar reservadas totalmente a instrumentos de menos de un año de duración. Esto no solo sería ineficaz desde el punto de vista fiscal, sino que además pasaría por alto nuestro segundo punto clave.

Concretamente, al mantener una mayor cantidad de activos remunerados y muy líquidos, los inversores pueden actuar con agilidad cuando se presentan oportunidades. La alta volatilidad y los desajustes del mercado, que son históricamente probables cuando la Fed y otros bancos centrales están aplicando medidas de endurecimiento de forma agresiva, crean puntos de entrada más atractivos a las acciones, los bonos del Estado y el crédito corporativo. Si se compran con descuento, estos activos normalmente ofrecen rentabilidades muy grandes para los inversores.

Además, mediante el aumento de las tenencias de activos (casi) sin riesgo, los inversores se encuentran en una mejor posición para asumir un riesgo selectivo actualmente.

¿A qué nos referimos con selectivo? Pensemos en los retos que supone la compra de bonos del Tesoro. Asumir el riesgo de duración cuando la curva de rendimiento está invertida (como está ocurriendo en la actualidad) requiere altos niveles de confianza en que la inflación bajará rápidamente hasta alcanzar el objetivo de la Fed o en que se avecina una recesión significativa en EE. UU. Esto se debe a que los bonos a más largo plazo ofrecen rendimientos hasta 170 puntos básicos por debajo de los bonos del Tesoro a más corto plazo. Esto implica que las rentabilidades totales sobre los bonos de larga duración serán inferiores, a menos que los rendimientos sigan bajando. Esto supone un gran riesgo en relación con las posibles recompensas.

Curva de rendimiento del Tesoro estadounidense

12 de mayo de 2022 frente a 12 de mayo de 2023

Fuente: Bloomberg.

Como se ha mencionado anteriormente, en los mercados de renta fija, inclinarse por cestas de bonos corporativos de grado de inversión con vencimiento a corto plazo (1 o 2 años) parece ser una opción prudente, pues los rendimientos medios se sitúan por encima del 5 %. Esta es una forma de que los inversores generen rentabilidades constantes ante la debilidad de las ganancias (es menos probable que se rebaje la calificación de las empresas con grado de inversión) sin asumir un riesgo de duración poco atractivo.

Si analizamos los bonos corporativos de alto rendimiento en comparación con otras oportunidades de renta fija, la relación entre el riesgo y los beneficios parece complicada, dados los obstáculos a los que se enfrentan los beneficios y los flujos de caja de las empresas. No obstante, una gran parte del universo de alto rendimiento ha aumentado su calidad crediticia. Creemos que esto crea un argumento razonable para intercambiar la exposición a la renta variable con deuda de alto rendimiento seleccionada que se enfrenta a un menor riesgo de impago que la clase de activos en general. Esto ofrece la protección del elevado rendimiento actual de menor duración (con una media aproximada del 8,6 %), al tiempo que ofrece una exposición al alza ante cualquier mejora de los fundamentos subyacentes de la empresa. 

A través de los fondos, la diversificación también es un beneficio. De igual manera, preferimos los valores de deuda de los mercados emergentes en moneda local. Deberían beneficiarse del sólido crecimiento chino este año (muchas economías emergentes exportan a China), así como del probable debilitamiento del dólar estadounidense cuando la Fed haya concluido su ciclo de endurecimiento.

Resumen

Este es, en pocas palabras, nuestro argumento. Debido al drástico endurecimiento de la política monetaria, creemos que la Reserva Federal está haciendo atractivos los rendimientos a corto plazo del mercado monetario y de la renta fija de menor duración, al tiempo que crea las condiciones en las que la renta variable, así como la renta fija de mayor duración, nos resultan poco atractivas. Creemos que los inversores deberían aceptar lo que ofrece la Fed y limitar las exposiciones amplias al resto.

Pero la historia no termina aquí. Al refugiarse en posiciones de rendimiento seguras y atractivas en el extremo inicial de la curva de rendimiento, los inversores también pueden estar preparados para aprovechar la oportunidad cuando se les presenta.

Además, cabe destacar que la recuperación de la economía china y el probable punto álgido del dólar estadounidense ya ofrecen a los inversores oportunidades a través de asignaciones medidas en deuda en la moneda local de los mercados emergentes.

La Fed sigue siendo una institución muy importante. Y cuando toma medidas importantes, la situación cambia. Los inversores deberían tomar nota, aprovechar las rentabilidades más seguras que se ofrecen y estar dispuestos a asumir más riesgos cuando se presente la oportunidad. Se trata de una fase, pero una fase que merece la pena gestionar correctamente.

Stephen Dover, CFA
Chief Market Strategist,
Franklin Templeton Institute



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