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El 24 de septiembre de 2024, el banco central y los reguladores financieros de China adoptaron una serie de medidas políticas de estímulo destinadas a estabilizar su alicaído sector inmobiliario, frenar la desaceleración económica y combatir la deflación. Un día después, estas medidas recibieron el respaldo explícito de las más altas instancias del gobierno de China en una reunión del Politburó a la que asistió el Presidente Xi Jinping.

China ha tomado medidas. Los mercados de acciones de China se han revalorizado al conocerse la noticia. ¿Qué significa esto para los mercados de China, de Asia y del resto del mundo a largo plazo? ¿Cómo reaccionarán? A continuación, esbozamos nuestro pensamiento y ofrecemos conclusiones generales de inversión a largo plazo.

Comenzamos con una síntesis de las medidas que ha adoptado China.

El cambio de política de China

En una conferencia de prensa conjunta celebrada el 24 de septiembre de 2024, el gobernador del banco central de China, Pan Gongsheng, flanqueado por los principales reguladores financieros, anunció que recortarán la principal tasa de préstamo de China en 20 puntos básicos (pbs), las tasas hipotecarias en 50 pbs y las reservas bancarias obligatorias en 50 pbs. Además, reducirán el pago inicial mínimo para segundas viviendas del 25% al 15%. En sus conferencias de prensa, los responsables de política de China también expresaron su apoyo al mercado de acciones de China, anunciando hasta 800.000 millones de renminbi en fondos para que bancos, aseguradoras y corredores compren acciones.

l mercado de acciones de China respondió favorablemente a las medidas de estímulo, y el Shanghai Stock Exchange (SSE) Composite Index (índice compuesto de la Bolsa de Shanghái) subió un 8,3% en las primeras 48 horas tras el anuncio.1

¿Qué es lo que está en juego?

En nuestra opinión, de las recientes medidas políticas de China se desprenden dos conclusiones principales.

En primer lugar, el hecho de que las medidas se anunciaran en una gran rueda de prensa conjunta del banco central y los reguladores -y que una reunión del Politburó con la asistencia del presidente Xi respaldara- es señal de un cambio importante en la política económica de China. La paciencia de China con la ralentización del crecimiento económico -debida a la sobreinversión y al excesivo endeudamiento de su mercado inmobiliario- se ha agotado. Las últimas cifras de crecimiento de los beneficios industriales señalaron la presión sobre los márgenes de beneficio y sirven en parte como los últimos datos que refuerzan la necesidad de una respuesta adicional de política económica. Los dirigentes de China se muestran públicamente unidos en sus esfuerzos por estimular el crecimiento económico y reducir los riesgos de deflación de la economía. Este es un paso significativo.

En segundo lugar, aunque los responsables de política de China están decididos a estimular el crecimiento económico, en nuestra opinión, serán necesarias medidas adicionales en el futuro. La experiencia extraída de la trayectoria histórica de otros países, desarrollados y emergentes, demuestra que los excesos de deuda y las burbujas inmobiliarias no pueden abordarse únicamente, ni superarse, recortando las tasas de interés y suministrando liquidez adicional. En última instancia, China tendrá que introducir medidas monetarias, fiscales, reglamentarias y jurídicas de amplio alcance para abordar la reasignación de recursos y de deuda, y estimular la demanda. No existe una solución sencilla ni rápida.

Tomadas en conjunto, estas dos conclusiones apuntan a una tercera: Es probable que estos anuncios sean precursores de nuevas medidas de Pekín para revertir la situación económica y financiera del país. Al apostar públicamente su credibilidad a estas medidas, aun a sabiendas de que pueden ser insuficientes, los responsables de política de China se están comprometiendo de hecho a emprender acciones políticas adicionales, aunque no estén especificadas. Fue este tipo de compromiso de «hacer lo que haga falta» lo que generó la confianza del mercado en EE. UU. tras la crisis financiera mundial.

Consecuencias sobre las inversiones

La suba del mercado de acciones de China tras el anuncio se basa en la esperanza de los inversores de que la política de China está dando un giro importante, que si bien no es suficiente, sí ha mejorado las perspectivas de crecimiento y beneficios de China en relación con el statu quo anterior. 

Para subrayar, no se trata aún de que Pekín «haya hecho lo que sea necesario». Pero dada la credibilidad personal de alto nivel que está en juego, creemos que sugiere la voluntad de hacer mucho más en los próximos meses. China aún debe abordar el crecimiento del mercado de consumo y la construcción de reformas de seguridad social -como la jubilación y la asistencia sanitaria- para reducir la elevada tasa de ahorro. La labor del gobierno dista mucho aún de estar terminada.

En los casi 15 años transcurridos desde el 1 de enero de 2010, el SSE Index ha bajado un 3,5%, mientras que el S&P 500 Index ha subido un 391%.2 La relación precio/beneficios media del Shanghai Index de China es de 12,3 veces, frente al múltiplo de 27,5 veces del S&P 500.3

Por lo tanto, en nuestro análisis, el mercado de acciones de China representa una propuesta de valor intrigante. Sin embargo, como saben los inversores en valor, los múltiplos bajos por sí solos no garantizan altos rendimientos. Lo barato puede seguir siendo barato. En nuestra opinión, lo que hace falta es un catalizador que haga cambiar la actitud de los inversores de la justificación de los bajos múltiplos a la posibilidad de algo mejor. Creemos que el compromiso de la dirigencia de China de reforzar su economía es precisamente ese tipo de catalizador.

En general, las acciones de China no han entusiasmado a los inversores extranjeros. Creemos que ahora podría ser el momento para que los inversores consideren aumentar su exposición a la renta variable de China, con fondos de inversión o ETF que ofrezcan a los inversores acceso a este mercado. 

Sin embargo, la repercusión de China en otros mercados regionales y mundiales será más contenida. China está tomando medidas para evitar que su economía se ralentice aún más. Ello debería reducir el pesimismo de los inversores domésticos ante las sombrías perspectivas de beneficios. También debería reducir las primas de riesgo económico y financiero de China. Pero China aún puede hacer más para acelerar el crecimiento o aumentar el gasto de los consumidores. Así pues, su demanda de importaciones, desde materias primas hasta bienes de capital, puede seguir siendo moderada. En consecuencia, creemos que las repercusiones del cambio de política de China deberían ser inicialmente modestas para el crecimiento regional y mundial y las perspectivas de beneficios, y por lo tanto para los mercados de acciones en Asia y en otros lugares.



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