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Stephen Dover, Director de estrategia de mercado y Responsable del Franklin Templeton Institute, junto con los gestores de carteras del Franklin Equity Group Blair Schmicker, Matt Cioppa y Matt Adams, analizan las repercusiones de la inteligencia artificial en distintos segmentos de la economía y los retos que pueden surgir. Abordan la evolución de los centros de datos, los principales agentes que impulsan el aumento de la demanda y la posible repercusión futura en el sector energético. Como inversores ubicados en el corazón de Silicon Valley, centrados especialmente en identificar tendencias de crecimiento innovadoras y en la inversión en ellas, el Franklin Equity Group ofrece una perspectiva atractiva sobre este panorama cambiante.

Puntos clave

  • Se espera que el avance de la inteligencia artificial (IA) requiera grandes incrementos en las inversiones de capital en semiconductores, servidores, equipos de red y almacenamiento de datos, así como la construcción de centros de datos nuevos y de mayor tamaño.
  • Los nuevos centros de datos de IA requerirán cantidades drásticamente mayores de energía eléctrica, mucho más que los actuales niveles de capacidad energética.
  • La demanda potencial de generación eléctrica para la IA podría incidir de forma considerablemente positiva en las empresas centradas en el gas natural de la industria de prospección y producción, ya que la demanda podría requerir un aumento de la oferta de entre el 10 % y el 15 % con respecto a los niveles actuales.
  • La adquisición de propiedades inmobiliarias para los centros de datos se ve dificultada por el aumento de los costes de construcción, los márgenes de promoción y los precios de las parcelas urbanizables.
  • Los modelos de IA más reducidos y eficientes y los avances en la fusión nuclear podrían ofrecer soluciones alternativas para atender los retos energéticos actuales.

 

Stephen Dover: La reciente explosión de la IA hace que las repercusiones en el crecimiento de los centros de datos cobre importancia. ¿Cómo ha ido evolucionando este segmento?

Blair Schmicker: Los centros de datos constituyen una categoría de bienes inmuebles comerciales especialmente singular. De forma coherente con el avance inexorable de la tecnología y nuestra demanda insaciable de cómputo, la capacidad de los centros de datos se incrementó a un ritmo constante de dos cifras durante los años previos la década actual. A finales de 2022, el crecimiento de la demanda se aceleró todavía más y, en última instancia, superó la capacidad de su sustento vital: la energía. La primera región en la que se notó fue el norte de Virginia, principal mercado de centros de datos de América del Norte. Por ejemplo, el proveedor local de suministros públicos Dominion tuvo que interrumpir sus planes de expansión hasta que fueron capaces de buscar una forma de aliviar la incipiente escasez de energía que afrontaban1. Según esta empresa, la adopción generalizada del teletrabajo durante la pandemia duplicó las nuevas conexiones a centros de datos en 2022 e hizo que se incrementasen los precios. Pronto esta dificultad se propagó a otros centros de datos importantes, a medida que la demanda comenzó a superar con creces la oferta. Todo esto sucedió antes de que OpenAI lanzase ChatGPT, que, como da a entender en su pregunta, llegó para prender la mecha del polvorín2.

Stephen Dover: ¿Qué hay tras el aumento de la demanda de energía eléctrica y quiénes son los principales agentes?

Matt Cioppa: Son varias las conocidas empresas tecnológicas de megacapitalización que se sitúan a la vanguardia del desarrollo de los grandes modelos de lenguaje que alimentan el avance de la IA generativa y la infraestructura de la nube en la que tanto las empresas emergentes como las incluidas en Fortune 500 desarrollan y consumen modelos y aplicaciones de IA. Especialmente son cuatro —Microsoft, Meta, Alphabet y Amazon— las que han incrementado drásticamente los gastos de capital (capex) previstos para capitalizar la oportunidad que se les plantea. Sus cifras son asombrosas. Se calcula que el capex previsto de los «cuatro grandes» combinado asciende a aproximadamente 190 000 millones de USD en 2024, lo que supone un aumento de prácticamente el 50 % con respecto a 20233. Dicho de otro modo, una cifra superior a la de las otras 90 empresas de tecnología y servicios de comunicaciones restantes incluidas en el S&P 500 Index. Este capex se destinará a varias partidas y beneficiará a los proveedores de semiconductores avanzados, servidores, equipos de red, almacenamiento de datos y, por supuesto, el aumento de los costes de alimentar y refrigerar los centros de datos.

Supuestamente, Microsoft y OpenAI están trabajando en sus planes de desarrollo de una supercomputadora que podría costar más de 100 000 millones de USD —100 veces más que un centro de datos estándar— y espera que la primera fase esté en marcha de aquí a 2028. Según los cálculos, un superordenador de este tamaño podría necesitar una potencia de entre tres y cinco gigavatios (GW). Esto supone un enorme incremento con respecto a los centros de datos estándar actuales, ya que los nuevos grandes centros de datos suelen manejar entre 100 y 150 megavatios. Si las competidoras de megacapitalización de Microsoft siguen su ejemplo, está claro que para hacerlo posible se necesitará una enorme cantidad de trabajo innovador por parte de los participantes a lo largo de la cadena de suministro, así como la colaboración de los reguladores.

Stephen Dover: ¿Contamos en la actualidad con fuertes de energía suficientes para atender la demanda prevista?

Blair Schmicker: Las tasas de energía disponible se acercan rápidamente a niveles por debajo del 1 % en la mayoría de los mercados, siendo el norte de Virginia la región que presenta los niveles más bajos, del 0,67 %. Así que, para hacer frente a esta escasez de oferta, actualmente se están desarrollando aproximadamente 4 GW en los Estados Unidos, aunque, según los participantes en el mercado, buena parte de esta potencia —casi el 80 %— ya ha sido arrendada. Esto no basta para atender la demanda a largo plazo. Según las proyecciones de McKinsey, la demanda aumentará en aproximadamente 35 GW antes del final de la década y los suministros públicos propiedad de los inversores ya han comenzado a anunciar solicitudes de servicio potenciales de 40 GW4. Esperamos que los nuevos avances en innovación energética contribuyan a resolver con el tiempo este dilema entre oferta y demanda.

Gráfico 1: Consumo energético de los centros de datos de EE. UU.

2023–2030 (estimación)

Fuente: Perspectiva energética mundial 2023 de McKinsey Energy Solutions; modelo de demanda de centros de datos de McKinsey. No existe ninguna garantía de que cualquier previsión, proyección o estimación vaya a realizarse.

Stephen Dover: Los suministros públicos necesitan recursos y capital para generar energía adicional; ¿qué significa esto para el sector energético?

Matt Adams: La demanda potencial de generación eléctrica para la IA podría incidir de forma considerablemente positiva en las empresas centradas en el gas natural de la industria de la prospección y la producción. El gas natural se considera uno de los combustibles fósiles más limpios y accesibles empleados como energía de base, mientras que puede que las formas alternativas de generación eléctrica para la IA tarden años en estar listas (p. ej., la energía nuclear) o en ser igual de fiables (p. ej., la energía eólica o solar). Si las estimaciones de la demanda de electricidad de la IA resultan correctas, en los Estados Unidos podría requerir entre un 10 % y un 15 % adicional de suministro de gas natural sobre la actual demanda, lo que supone una importante aceleración de la demanda, que ha estado creciendo a un ritmo de tan solo un 1 %-2 % anual. Además, la demanda de la IA llegaría en un momento en el que Estados Unidos está reforzando su capacidad de exportación de gas natural licuado (GNL) un 25 %. Esto aumentaría la competencia entre los clientes del mercado de gas natural interno de EE. UU., así como los precios.

La combinación de estos factores ha sido el motor de las expectativas sustancialmente mayores de lo normal para los precios del gas natural en EE. UU., que se reflejan en los actuales futuros financieros para el año 2025 y posteriores. Estos precios contrastan con los menores precios actuales, que son un reflejo del exceso de oferta y los niveles de almacenamiento de reservas relativamente llenos. La cuestión es que consideramos que en Estados Unidos existe capacidad de abastecimiento potencial más que suficiente para atender esta demanda. Un incremento de los precios de los futuros podría estimular a las empresas de prospección y producción a volver a centrar su actividad en el gas natural para atender el aumento de la demanda que genera la IA.

Stephen Dover: Todo esto tiene un coste; ¿cuáles son algunos de los principales retos a los que se enfrentan las empresas?

Blair Schmicker: Desde la perspectiva del sector inmobiliario, toda esta demanda está provocando un aumento de los costes de construcción, de los márgenes de promoción y, por consiguiente, del precio marginal de la oferta tanto nueva como existente. Son varios los grandes propietarios de bienes inmuebles industriales que se están replanteando cuál es el uso mejor y más eficiente para el suelo urbanizable y que lo están vendiendo a promotores de centros de datos o que están colaborando con estos. No es fácil acceder a los centros de datos y su promoción en los mercados de inversión privada. Dada esta dinámica, consideramos que se trata de un ciclo muy potente a nivel mundial que parece que durará varios años.

Matt Adams: Uno de los mayores retos que observamos es el del transporte, ya que la mayoría de los gasoductos interestatales para el transporte de gas natural han sido bloqueados durante el mandato de Biden, por motivos medioambientales y debido al rechazo político a los combustibles fósiles. Las dos principales fuentes de gas natural proceden de Appalachia (PA, WV) y el denominado Haynesville Shale (LA), que en ambos casos requerirían la construcción de nuevos gasoductos para atender a los centros potenciales de demanda generada por la IA en otros estados. Esto puede hacer que se impulse la ubicación de los centros de datos de IA en regiones productoras de gas natural a fin de traducir el riesgo y el tiempo de transporte. Por ejemplo, en el oeste de Texas y la cuenca Pérmica, el gas natural es un producto derivado de la prospección de crudo y se negocia a precios muy bajos. Me imagino que esto podría tener efectos adicionales en las iniciativas de promoción del suelo que ha puesto de relieve Blair.

Matt Cioppa: El aumento de la demanda de energía también pone en tela de juicio si las empresas tecnológicas de megacapitalización pueden cumplir sus compromisos de sostenibilidad sin frenar el avance de la IA. La energía nuclear también es una opción. Amazon acaba de comprar un centros de datos alimentado por energía nuclear en Pensilvania a Talen Energy, mientras que otras empresas pretenden formalizar acuerdos de adquisición de energía con empresas productoras de energía nuclear5. Sin embargo, existen limitaciones evidentes al desarrollo nuclear a gran escala que pueden limitar esta opción como solución. No es de extrañar que muchos líderes del campo de la IA demanden —e inviertan su propio dinero en— una vía más rápida hacia fusión nuclear, una tecnología que todavía se encuentra en pañales pero que ofrece un enorme potencial.

Stephen Dover: Como ya ha dicho, pese a que se descubrió hace casi un siglo, la fusión nuclear todavía se encuentra en sus inicios. Entretanto, parece que los numerosos avances tecnológicos de los últimos años han progresado a la velocidad de la luz. ¿Hay otras posibles soluciones en proyecto?

Matt Cioppa: Un posible efecto secundario positivo de este «dilema» energético es que puede promover que se innove más rápido en el desarrollo de modelos de IA menores o más eficientes. Ya estamos observando como los modelos de menor tamaño aumentan enormemente su capacidad. Muchos pueden funcionar con soltura en un teléfono inteligente y su entrenamiento requiere una capacidad de cómputo mucho menor y menos energía. También puede que los nuevos avances en la arquitectura de modelos hagan posible que los desarrolladores de modelos reduzcan drásticamente los requisitos energéticos sin comprometer la escala o la capacidad. La arquitectura del Transformer de 1 bit propuesto por Microsoft Research (apodado «BitNet») sería un ejemplo, que en teoría puede disminuir drásticamente el consumo de energía de los grandes modelos de lenguaje al reducir la precisión de los parámetros del modelo, sin degradar sustancialmente la calidad de los resultados. Aunque esto parece muy alentador, cabe destacar que tanto esta como otras iniciativas similares todavía se encuentran en fase de investigación.

Stephen Dover: El optimismo inicial con el que se acogió la llegada de las capacidades de la IA se mantiene fuerte, aunque los inversores ya empiezan a reflexionar sobre los enormes retos que plantea alimentar esta tecnología. El salto en el suministro eléctrico que se requiere para que puedan operar los nuevos centros de datos de la IA es muy superior a cualquier demanda reciente a los operadores de suministros públicos estadounidenses, que ya se encontraban al límite de su capacidad en regiones clave de Estados Unidos. Las empresas tecnológicas de megacapitalización comienzan a destinar sumas asombrosas de inversión en capital para dar apoyo a la IA, inversiones que es posible que estimulen la demanda de una serie de sectores, entre los que se incluyen los semiconductores, los servidores, los equipos de red y el almacenamiento de datos. También tendrá efectos secundarios, ya que impulsará la demanda de propiedades inmobiliarias en aquellos lugares en los que se establezcan los centros de datos. Blair Schmicker, Matt Cioppa y Matt Adams y sus equipos de investigación de Franklin Equity Group están plenamente comprometidos para tratar de anticipar qué deben hacer las empresas para hacer realidad las visiones de la IA. Creemos que las claves para comprender tanto el retorno como los riesgos de la tecnología de la IA estarán en este conocimiento en profundidad y el contacto continuo con las empresas que se enfrentan a estos retos. Como hemos tratado de demostrar, será igualmente importante ser capaces de plantear nuevas preguntas a medida que se desarrolla esta transformación histórica.



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