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Los rendimientos de los bonos son más altos de lo que han sido en casi 15 años, lo que presenta a los inversores una variedad de oportunidades en el espacio de la renta fija. La coyuntura económica también ha mejorado recientemente y se prevé que sea favorable en 2024 por la tendencia a la baja de la inflación y las probables bajadas de tipos de la Fed.
Es más, la ruptura de la cartera 60/40 tradicional (acciones/bonos) que se produjo durante el último año aproximadamente (las correlaciones históricas negativas entre acciones y bonos que ayudan a los inversores a diversificar) se ha restablecido en gran medida. Una vez más, la renta fija puede funcionar como una valiosa cobertura para la renta variable y otros activos de riesgo. Esto es muy importante porque ofrecen unos ingresos atractivos en términos nominales y reales, que están muy por encima de los rendimientos recientes de la renta variable (la rentabilidad por dividendo del S&P fue del 1,4 % a finales de 2023). En otras palabras, una de las cualidades más importantes de la renta fija (el beneficio que supone la diversificación) parece estar funcionando de nuevo. Por último, creemos que los rendimientos actuales pueden ser un indicador razonable de lo que los inversores podrían ganar a lo largo del tiempo.
Puntos clave
- Teniendo en cuenta el punto en el que estamos (es decir, en la época posterior a la COVID, en un contexto de disminución de la inflación, en un entorno de tipos más altos y en un momento de restauración de los beneficios de diversificación de los bonos), creemos que las oportunidades que ofrece la renta fija son muchas.
- Aunque en este momento los tipos de interés son atractivos, actualmente, los rendimientos del crédito de grado de inversión son superiores.
- Los rendimientos de los bonos del Estado son moderadamente inferiores a los tipos de interés, pero en términos reales parecen baratos (los valores del Tesoro a 30 años ofrecen actualmente rendimientos reales al 2 %) y, si los rendimientos caen, creemos que los rendimientos del Tesoro podrían superar al efectivo de forma significativa.
- La renta fija se ha hecho hueco en las carteras de los inversores debido a su largo historial (de más de un siglo) proporcionando lastre debido a su correlación tradicionalmente negativa con la renta variable.
- Los tipos más altos de hoy en día y la oportunidad de mejorar los rendimientos en una variedad de sectores de renta fija acentúa el atractivo de la clase de activos.
¿CUÁLES SON LOS RIESGOS?
Todas las inversiones conllevan riesgos, incluida la posible pérdida de capital. Tenga en cuenta que los inversores no pueden invertir directamente en un índice. La rentabilidad de los índices no gestionados no refleja las comisiones, costes ni gastos de suscripción. El rendimiento logrado en el pasado no garantiza la obtención de resultados en el futuro.
Los valores de renta variable están sujetos a variaciones en los precios y a una posible pérdida del capital.
Los valores de renta fija conllevan riesgos de tipo de interés, crédito, inflación y reinversión, así como una posible pérdida del capital. A medida que los tipos de interés aumentan, el valor de los títulos de renta fija disminuye.
Las inversiones internacionales están sujetas a riesgos especiales, entre los que se incluyen el riesgo de fluctuaciones cambiarias y de incertidumbre social, económica y política, los cuales podrían generar un aumento de la volatilidad. Estos riesgos son más acentuados en los mercados emergentes.
Las materias primas y las divisas acarrean un mayor riesgo, que abarca las condiciones del mercado, políticas, normativas y naturales, y pueden no ser adecuadas para todos los inversores.
El Tesoro de EE. UU. está formado por obligaciones de deuda directa emitidas y respaldadas por la solvencia y el crédito del gobierno estadounidense. El gobierno de EE. UU. garantiza los pagos de principal e intereses ligados al Tesoro estadounidense si se mantienen los valores hasta su vencimiento. A diferencia del Tesoro de EE. UU., los valores de deuda emitidos por agencias y organismos federales, así como las inversiones relacionadas, pueden estar o no respaldados por la solvencia y el crédito del gobierno estadounidense. Si bien el gobierno estadounidense garantiza los pagos de principal e intereses correspondientes a los valores, dicha garantía no se aplica a las pérdidas derivadas del descenso del valor de mercado de dichos valores.
