COLABORADORES

Jeffrey Schulze, CFA
Head of Economic and Market Strategy

Josh Jamner, CFA
Senior Investment Strategy Analyst
Puntos clave
- El gráfico de riesgo de recesión de ClearBridge no registró cambios en las señales este mes y las fuentes de datos alternativas de los indicadores que siguen en pausa apuntan a una continuación de las tendencias coherente con el mantenimiento de las señales; el gráfico general sigue claramente en verde, en zona de expansión.
- Aunque la IA se vincula generalmente con la debilidad del mercado laboral, esto ha sido más evidente en los sectores que tienen las tasas más bajas de adopción de la IA, lo que indica que otras dinámicas están influyendo más en la ralentización de la creación de empleo.
- Aunque los temores relacionados con la IA podrían incrementar la volatilidad del mercado, los dos factores de impulso que constituyen las políticas fiscal y monetaria favorables deberían impulsar la economía y los beneficios corporativos de EE. UU. en 2026; nos mantenemos decididamente en el bando del «comprar en las caídas».
La IA, un obstáculo para el empleo menor de lo que se creía
Durante noviembre, el S&P 500 Index sufrió su primer retroceso del 5 % en seis meses, pero luego se recuperó a finales de mes y cerró con una ligera subida del 0,2 %. Este índice de referencia se sitúa ahora a un 1 % de su máximo histórico. Esta volatilidad no sorprendió del todo, ya que en los últimos meses la burbuja del mercado ha sido el tema dominante en las conversaciones de los inversores. Bajo nuestro punto de vista, el bajón inicial de noviembre parece haberse debido principalmente a que los inversores minoristas redujeron su riesgo, dado que los valores preferidos con mayor impulso fueron los más afectados por la ola de ventas. De cara al nuevo año, seguimos creyendo que un fuerte entorno de beneficios y las revisiones al alza de las estimaciones del beneficio por acción (BPA) debería impulsar al alza los mercados, a pesar de que el S&P 500 Index registra un elevado múltiplo de beneficios futuros de 22,4 veces.
Por lo que respecta a los fundamentos, poco parece haber cambiado en el último mes. Aunque el cierre de la actividad administrativa federal ha terminado, el flujo de datos públicos sigue en pausa, a medida que los organismos solucionan los atrasos. Desde nuestra última actualización, se han publicado los datos de octubre correspondientes a tres de los cinco indicadores del gráfico que faltaban (solicitudes de prestación por desempleo, ventas minoristas y crecimiento salarial), ninguno de los cuales cambió con respecto a sus datos de septiembre. No obstante, a día de hoy solo se dispone de los datos de noviembre de las solicitudes de prestación por desempleo, lo que supone que cuatro indicadores siguen sin estar al día. Y lo que es clave, el resto del gráfico no registró cambios en las señales este mes y las fuentes de datos alternativas apuntan a una continuación de las tendencias coherente con el mantenimiento de cada una de las señales. Como resultado, la señal general del gráfico continúa claramente en verde, que indica expansión (gráfico 1).
Gráfico 1. Gráfico de riesgo de recesión de ClearBridge

Datos a 30 de noviembre de 2025. Fuentes: BLS, Federal Reserve, Census Bureau, ISM, BEA, American Chemistry Council, American Trucking Association, Conference Board, Bloomberg, CME, FactSet and Macrobond. * Las solicitudes de prestación por desempleo, las ventas minoristas y el crecimiento salarial se actualizaron con datos que se habían retrasado por el cierre de la actividad administrativa federal estadounidense. «No disponible» se refiere a datos que no se han actualizado debido al cierre de la actividad administrativa federal. El gráfico de riesgo de recesión de ClearBridge se creó en enero de 2016. Las referencias a los indicios obtenidos en los años anteriores a enero de 2016 se basan en la forma en la que se reflejan los datos subyacentes en los indicadores que lo componen en ese momento.
Dada la resistencia de la actividad económica subyacente y los beneficios corporativos, muchos inversores se preguntan qué fue lo que provocó el retroceso de los mercados bursátiles de mediados de noviembre. Un temor que ha surgido muchas veces en nuestras conversaciones con los clientes es la preocupación por que una adopción más generalizada de la inteligencia artificial (IA) está afectando a la creación de empleo. Los defensores de este relato apuntan a los trabajadores jóvenes, cuya experiencia más limitada y menores competencias facilitan en teoría la sustitución del capital (IA) por la mano de obra. El repunte de la tasa de desempleo entre los jóvenes estadounidenses (de 16 a 24 años) del mínimo del 6,6 % en abril de 2023 al 10,4 % ha ayudado a reforzar este argumento.
Un análisis más a fondo de los datos del mercado laboral muestra que aunque la IA está afectando al mercado laboral, su influencia es mucho menos de lo que se cree en general. Existen focos de debilidad del mercado laboral provocada por la IA en sectores específicos, como el desarrollo de software y los centros de llamadas. No obstante, al evaluar la creación de empleo y la adopción de la IA por sector, la debilidad del mercado laboral ha sido más evidente en sectores que presentan las tasas más bajas de adopción de la IA (gráfico 2). Esto indica que otras dinámicas —los cambios en la inmigración y la política comercial, el continuo envejecimiento de la población estadounidense y los esfuerzos relacionados con el DOGE para reducir el número de empleados federales— están influyendo más que la IA en la ralentización del ritmo de creación de empleo.
Gráfico 2. Adopción más baja de la IA, mercado laboral más débil
Variación del desempleo en función de la tasa de adopción de la IA por los sectores

Datos a 30 de septiembre de 2025; últimos datos disponibles a 30 de noviembre de 2025. Fuente: Wolfe Research, Haver Analytics.
Aunque puede que la IA no sea el principal motivo de la menor creación de empleo por ahora, muchos inversores temen la posibilidad de más recortes de empleo provocados por la IA en los años venideros. Aunque esto es desde luego posible, la pérdida de puestos de trabajo resultante del progreso tecnológico es una característica habitual, no un defecto, de la economía estadounidense. De hecho, el Premio Nobel de Economía de este año se concedió por la investigación sobre el concepto de la destrucción creativa: el proceso en el que las nuevas innovaciones sustituyen y vuelven obsoletas las anteriores y cómo esto puede impulsar un crecimiento sostenido mediante el progreso tecnológico. Esta dinámica se da siempre en la economía estadounidense, en mayor o menor medida dependiendo del ciclo económico.
Aunque esta vez podría ser diferente —la IA podría ser más disruptiva que las innovaciones tecnológicas anteriores—, creemos que la evidencia hasta la fecha apunta más al miedo que a los hechos. Además, la pérdida de puestos de trabajo por la IA es solo la mitad de la historia: el proceso de destrucción creativa conlleva también creación de empleo, ya que de las semillas del progreso tecnológico brotan nuevas empresas y sectores enteros. El auge de la formación de empresas en los últimos años (especialmente en 2025) hace pensar que algunas de las grandes empresas líderes del futuro podrían estar ya dando sus primeros pasos (gráfico 3).
A la larga, los tiempos y la magnitud de la disrupción determinarán cómo de problemática resultará la IA para la economía. No hay duda de que los consejos de las empresas acogerán de buen grado la perspectiva del aumento de la eficiencia y de los beneficios, y la rapidez con la que las nuevas empresas pueden escalar su adopción de IA será clave para una transición fluida de los trabajadores a los nuevos puestos y procesos de trabajo.
Sin embargo, este patrón se ha dado en anteriores cambios tecnológicos que se remontan a la máquina de vapor y, si nos atenemos a la historia, la mayoría de la pérdida de empleo en áreas afectadas por los avances tecnológicos se producen durante épocas de recesión, no de expansión. En tiempos de fortaleza económica, tiende a haber más bien una lenta reducción de los empleos rutinarios en los que la tecnología puede sustituir a los trabajadores más fácilmente. Los grandes cambios se han producido durante rachas de debilidad económica, cuando hay que tomar decisiones más difíciles, lo que resulta en ciclos de despidos más pronunciados. La «recuperación de los desempleados» de principios y mediados de la década de 2000 tras la burbuja tecnológica podría ser un buen paralelismo de lo que vendrá cuando concluya el ciclo económico actual (gráfico 4).
Gráfico 3. La creación de empresas en EE. UU. está en auge

Datos actualizados por última vez el 11 de septiembre de 2025; últimos datos disponibles a 30 de noviembre de 2025. Fuentes: Oficina del Censo de EE. UU., Macrobond.
Gráfico 4. Proporción de trabajadores empleados en profesiones rutinarias

Las profesiones rutinarias son aquellas que conllevan trabajo que sigue instrucciones y procesos claramente definidos, a diferencia de las tareas que requieren flexibilidad, creatividad y resolución de problemas. Datos a 30 de junio de 2025; últimos datos disponibles a 30 de noviembre de 2025. Fuente: Jaimovich Siu 2018, Goldman Sachs Investment Research.
Y lo que es importante, el gráfico de riesgo de recesión de ClearBridge sigue apuntando a expansión en el nuevo año, por lo que este escenario no nos parece una preocupación acuciante. Dada la fortaleza económica y las escasas pruebas de que la IA provoque una pérdida generalizada de empleos, creemos que los temores de que la IA siga perjudicando considerablemente a la mano de obra actualmente están fuera de lugar. Aunque los temores relacionados con la IA podrían incrementar la volatilidad del mercado, los dos factores de impulso que constituyen las políticas fiscal y monetaria favorables deberían impulsar la economía y los beneficios corporativos de EE. UU. en 2026. En consecuencia, nos mantenemos decididamente en el bando del «comprar en las caídas».
¿CUÁLES SON LOS RIESGOS?
Todas las inversiones implican riesgos, incluyendo la posible pérdida del capital. El desempeño pasado no es garantía de resultados en el futuro. Recuerde que un inversor no invertir directamente en un índice. Los retornos de los índices no administrados no reflejan comisiones, gastos ni cargos por ventas.
Las acciones están sujetas a la fluctuación de precios y a la posible pérdida de capital. Las compañías de gran capitalización pueden perder el favor de los inversores en función de las condiciones económicas y del mercado. Las acciones de compañías de pequeña y mediana capitalización entrañan mayores riesgos y volatilidad que las de gran capitalización.
Las materias primas y las monedas entrañan un riesgo mayor que incluye condiciones de mercado, políticas, normativas y naturales, y pueden no ser adecuadas para todos los inversores.
Los Bonos del Tesoro de EE. UU. son obligaciones de deuda directa emitidas y respaldadas por la "plena fe y crédito" del gobierno de EE.UU.. El gobierno de EE. UU. garantiza los pagos de capital e intereses de los bonos del Tesoro de EE. UU. cuando los valores se mantienen hasta su vencimiento. A diferencia de los títulos del Tesoro de EE. UU., los títulos de deuda emitidos por las agencias e instrumentos federales e inversiones relacionadas pueden o no estar respaldados por la plena fe y el crédito del gobierno de EE. UU. Incluso cuando el gobierno de EE. UU. garantiza el pago del principal y los intereses de los títulos, esta garantía no se aplica a las pérdidas resultantes de las caídas del valor de mercado de estos títulos.
