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El último informe del empleo de EE. UU. ofreció un veredicto inequívoco: El mercado laboral sigue robusto, como destacó el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, en la conferencia de prensa de septiembre. El empleo no agrícola superó las expectativas, con más de 250,000 puestos creados en septiembre y revisiones al alza en los meses anteriores. La tasa de paro volvió a bajar hasta el 4.1 %, porcentaje que según la mayoría de las estimaciones está por debajo de la tasa natural. La tasa de participación se mantuvo constante, por lo que el descenso del desempleo refleja que más personas consiguen trabajo, no que abandonan la población activa. El crecimiento salarial también superó las expectativas y la media móvil de tres meses se sitúa en el 4.3 %, muy por encima del objetivo de inflación del 2 % de la autoridad monetaria. Esto se produce después de que los índices de sorpresa de los datos económicos volvieran a ser positivos.

Los datos económicos de EE. UU. vuelven a sorprender positivamente
2021–2024

Fuentes: Bloomberg, Macrobond. Análisis de Franklin Templeton Fixed Income Research. Al 7 de octubre de 2024. El índice de sorpresas económicas de Citigroup representa la suma de la diferencia entre los resultados económicos oficiales y las previsiones. Una suma superior a 0 muestra que los resultados económicos suelen superar a las expectativas del mercado, mientras que una suma inferior a cero muestra que las condiciones son peores de lo esperado. Los índices no están gestionados y no es posible invertir directamente en ellos. No incluyen comisiones, costos ni gastos de suscripción. La rentabilidad histórica no es indicativa ni una garantía de los resultados futuros. Para más información sobre los proveedores de datos, visite www.franklintempletondatasources.com.

Las repetidas muestras de que la economía sigue resistiendo de forma pertinaz han abierto un debate a dos bandas sobre el nivel de la tasa de interés de política neutral. Espero que más analistas del mercado se acerquen poco a poco a mi opinión, que llevo manteniendo desde hace tiempo, de que este ciclo de relajación de la política monetaria será probablemente breve y leve, ya que para empezar el actual marco de política no es excesivamente restrictivo.

Pensaba que una rebaja de tasas de 25 pbs en septiembre habría sido suficiente, y estos últimos datos parecen confirmarlo. La Reserva Federal decidió rebajarlos 50 pbs, lo que desde luego no fue el fin del mundo. El problema, advertí, era que los mercados corrían el riesgo de adelantarse a los acontecimientos, descontando otros 50 pbs completos para el resto del año. Ahora parece muy posible que la Reserva Federal decida en su lugar mantener las tasas sin cambios en una de las dos reuniones de política monetaria que quedan para 2024, lo que supondría solo 25 pbs más de recorte. En mi opinión, el motivo es que cada vez está más claro que la necesidad y el margen para una mayor relajación monetaria son limitados.

Demos un paso atrás. Cuando la inflación empezó a subir hace más de tres años, defendí, en contra de la opinión generalizada, de que nos enfrentábamos solo a un repunte «transitorio» totalmente impulsado por shocks de oferta. Pensaba que había presiones más duraderas en juego, incluidas condiciones financieras muy flexibles y una política fiscal sumamente expansiva, que en ambos casos alimentaban un exceso de demanda.1 Cuando la Reserva Federal empezó a subir las tasas finalmente en marzo de 2022, después de que la inflación se hubiera duplicado hasta cerca del 8 %, pensé que el endurecimiento previsto (menos de tres puntos porcentuales basado en el «gráfico de puntos», partiendo de una tasa de los fondos federales de cero) no era ni de lejos suficiente para abordar el reto de la inflación.2 De hecho, la tasa de los fondos federales ha alcanzado un máximo del 5.25 %-5.50 %, más de 2.5 puntos porcentuales por encima de lo que preveía la Reserva Federal

El repunte de la inflación había traído un mensaje crucial: El período de tasas de interés cero y baja inflación que comenzó con la crisis financiera mundial y se prolongó hasta la pandemia de COVID-19 no era una nueva normalidad: era una anomalía histórica que había llegado a su fin.3 Había llegado el momento de cambiar de marcha y reajustar nuestras expectativas para un mundo que volvía a las normas de antes de la crisis financiera mundial.

Mi opinión de siempre sobre las perspectivas de las tasas de interés oficiales y los rendimientos del mercado se fundamenta en dos pilares, como ya comenté en detalle en agosto del año pasado.4 El primero es que la tasa de interés neutral se sitúa probablemente en algún punto por encima del 4 %, en sintonía con la media a largo plazo anterior a la crisis financiera mundial, lo que implica un valor razonable de los rendimientos del Tesoro de EE. UU. a más largo plazo del 5.0 %-5.5 %. El segundo es que la política fiscal flexible sigue alentando la demanda y establece las condiciones para futuras presiones al alza sobre los rendimientos de los bonos, mediante un aumento constante de las necesidades de financiación de los gobiernos.

Durante el último año, los responsables de política de la Reserva Federal han ido admitiendo paulatinamente que la tasa neutral es más alta de lo que pensaban. Ya en julio de 2022, tras elevar la tasa de los fondos federales al 2.25 %, Powell argumentó que, en el 2.25 %, la tasa de los fondos federales había alcanzado su rango neutral, y no hace falta decir que yo estaba en total desacuerdo.5 Ahora, la previsión media de la autoridad monetaria para la tasa oficial natural es del 2.9 %, y el extremo superior de su rango de previsión (2.4 %-3.9 %) se aproxima a mi estimación.

Pero dado que la Reserva Federal indica que las tasas de interés oficiales acabarían volviendo a niveles muy bajos, a cada publicación de datos débiles los mercados financieros han anticipado repetidamente una relajación monetaria significativa, empujando al alza los precios de los activos. La relajación resultante de las condiciones financieras contrarrestó gran parte del esfuerzo de restricción de la política, convirtiendo a la Reserva Federal en un Sísifo moderno. Este problema sigue hoy: las condiciones financieras son actualmente tan flexibles como cuando la tasa de los fondos federales estaba justo en el 1.5 %-1.75 % a principios de 2018 y finales de 2019.

 

Las condiciones financieras de EE. UU. ya se han relajado en realidad otros 300-325 puntos básicos
2018–2024

Fuentes: Bloomberg, Macrobond. Análisis de Franklin Templeton Fixed Income Research. Al 4 de octubre de 2024. El Índice de Condiciones Financieras de EE. UU. de Goldman Sachs se define como una media ponderada de las tasas de interés sin riesgo, el tipo de cambio, las valuaciones de las acciones y los diferenciales de crédito, con ponderaciones que corresponden al impacto directo de cada variable sobre el producto interior bruto de EE. UU. Los índices no están gestionados y no es posible invertir directamente en ellos. No incluyen comisiones, costos ni gastos de suscripción. La rentabilidad histórica no es indicativa ni una garantía de los resultados futuros. Para más información sobre los proveedores de datos, visite www.franklintempletondatasources.com.

Me atengo a mi afirmación de que deberíamos esperar solo un ciclo de rebajas de tasas breve y leve. Si el tipo oficial natural es de al menos el 4 %, como yo considero, entonces el nivel actual del 4.75 %-5.00 % no es muy restrictivo, sobre todo dadas las condiciones financieras flexibles y una política fiscal muy expansiva. (Y confirmado por una economía que sigue creciendo por encima de su tasa potencial y por encima del pleno empleo).

La autoridad monetaria podría perfectamente decidir mantener las tasas en una de las dos próximas reuniones. La próxima publicación sobre la inflación podría ser fundamental en ese sentido. Aunque el avance de la desinflación parece bien afianzado y la Reserva Federal ha mostrado una mayor confianza en que va camino de cumplir su objetivo, la inflación aún no ha desaparecido: el índice de precios al consumo subyacente se ha mantenido en el 3.3 % de media durante los tres últimos meses, con el deflactor de los gastos de consumo personal subyacente en el 2.7 %.  El crecimiento de los salarios sigue siendo robusto y, dadas las recientes tendencias del mercado laboral y de la actividad económica, el riesgo de que la inflación se asiente en torno al 3 % no es un asunto menor. Como ya he señalado, el próximo dato de inflación ofrecerá una indicación importante. Por ahora, los últimos datos del empleo indican que no debemos exagerar las preocupaciones sobre el mercado laboral.

Es probable que los mercados financieros sigan anticipando y presionando a favor de una relajación monetaria mucho más profunda que la que yo pronostico. Si estoy en lo cierto, nos espera una prolongada montaña rusa de volatilidad en los mercados.



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