COLABORADORES

Stephen Dover, CFA
Chief Market Strategist
Head of Franklin Templeton Institute
Una de las preguntas más frecuentes que nos han hecho los asesores últimamente es qué hacer con los activos en caja en los portafolios de sus clientes. En nuestra última reunión de "Ideas de inversión", pregunté a dos de nuestros gestores de portafolio, Michael Buchanan, de Western Asset Management, y Brendan Circle, de Franklin Income Investors, si había llegado el momento de abandonar el efectivo. A continuación se exponen algunos puntos destacados del debate:
Los rendimientos de money market son atractivos hoy en día. En EE. UU., los fondos de money market mantienen unos USD$6 billones en activos.1 a popularidad de la caja tiene sentido, ya que la rentabilidad media de los mercados de money market para 2023 fue del 5,2%, frente a una media histórica a largo plazo del 3,3% y cercana a cero en la última década.2
Los rendimientos y las valuaciones se mueven rápidamente. Los periodos recientes -como el final de 2023- nos recuerdan que, a medida que cambian las expectativas de tasas de interés, se pierden oportunidades de revalorización sin exposición a segmentos más amplios de los mercados de renta fija y de acciones.
La tenencia de efectivo conlleva un riesgo de reinversión. Invertir en la parte más corta de la curva de rendimientos ofrece hoy un retorno decente, pero cuando esas obligaciones venzan y llegue el momento de reinvertir el capital, es posible que no exista esa misma oportunidad de retorno.
Los mercados empiezan a mirar más allá del actual entorno económico. Ante la expectativa de un aterrizaje suave y el posible giro de la política monetaria de la Reserva Federal, las tasas de interés más bajas suelen generar sólidos rendimientos en la renta fija.
Las oportunidades son amplias dentro de la renta fija. El crédito corporativo tiene sólidos fundamentos subyacentes que deberían protegerlo en un entorno de crecimiento económico lento. Los bonos municipales ofrecen rendimientos atractivos y pueden presentar ventajas fiscales potenciales. Muchos productos estructurados (paquetes agrupados de determinados tipos de préstamos individuales) tienen una atractiva valuación y ofrecen rendimientos más elevados que los bonos de duraciones comparables.
Es importante un enfoque multisectorial Históricamente, los dividendos de las acciones han aportado casi el 35% del rendimiento total de la renta variable, pero sólo el 16% en la última década.3 Actualmente, parece prudente aumentar el componente generador de ingresos de las asignaciones a renta variable.
Así que, para responder a nuestra pregunta original: Sí, creemos que el efectivo está ciertamente en un punto de inflexión. Cambiar aotras inversiones con mayor potencial de rendimiento, como la renta fija,tiene mucho sentido.

Stephen Dover, CFA
Chief Investment Strategist
Head of Franklin Templeton Institute
- Fuente: "Los activos de los fondos de money market alcanzan por primera vez los USD$6 billones". Bloomberg. Febrero 1, 2024.
- Fuente: Información de Bloomberg al 31 de enero de 2024.
- S&P Global al 31 de diciembre de 2023.
¿CUÁLES SON LOS RIESGOS?
Todas las inversiones implican riesgos, incluyendo la posible pérdida del capital.
Las acciones están sujetas a la fluctuación de precios y a la posible pérdida de capital.
Los instrumentos de renta fija entrañan riesgos de tasas de interés, crédito, inflación y reinversión, así como una posible pérdida de capital. A medida que las tasas de interés aumentan, el valor de los instrumentos de renta fija declina. Los bonos de alto rendimiento y baja calificación están sujetos a una mayor volatilidad de precios, iliquidez y posibilidad de falta de pago.
Los riesgos asociados a una estrategia inmobiliaria incluyen, entre otros, diversos riesgos inherentes a la propiedad de bienes inmuebles, como las fluctuaciones en los índices de ocupación de los arrendamientos y los gastos de explotación, las variaciones en los calendarios de alquiler, que a su vez pueden verse afectados negativamente por las condiciones económicas generales y locales, la oferta y la demanda de propiedades inmobiliarias, las leyes de zonificación, las leyes de control de alquileres, los impuestos sobre bienes inmuebles, la disponibilidad y los costos de financiación, las leyes medioambientales y las pérdidas no aseguradas (generalmente por sucesos catastróficos como terremotos, inundaciones y guerras).
Una inversión debe considerarse a largo plazo dentro de un portafolio de activos múltiples y no debe considerarse individualmente como un programa de inversión completo.
La gestión activa no asegura las ganancias ni protege contra las caídas del mercado.
