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Introduction

En nuestra publicación «Olas de aguas profundas»1, señalamos varios factores potentes, conectados y de larga duración que tendrán un efecto significativo en la rentabilidad de las inversiones a lo largo de las próximas décadas. Una de ellas es la ola demográfica2. Su impacto es un claro envejecimiento de las poblaciones de algunos países y unas altas tasas de fecundidad y poblaciones jóvenes en otros. Los países que han impulsado el crecimiento económico mundial en la última generación están envejeciendo rápido, lo que provoca desafíos para la productividad y el crecimiento.

Este documento deriva de «La ola demográfica» e indica las implicaciones económicas, políticas y de inversión para los países con una menor fertilidad y una creciente esperanza de vida. La investigación en la que se basa este documento utiliza el análisis del posicionamiento estructural de 110 países (cubiertos por nuestro propio Marco de riesgo país3) para perfilar el posible rumbo de las políticas y las señales que a las que deben estar atentos los inversores. La creciente demanda de crédito y el acceso más restringido a la financiación serán determinantes, junto con el impacto de la geoeconomía y el cambio climático, en los próximos 20 años.

Documento de síntesis

  • Para los inversores, la demografía es un factor de riesgo país, ya que puede influir en la productividad, el crecimiento económico, las finanzas soberanas y la calificación de la deuda. La longevidad es un potente motor dentro de la demografía.
  • La estructura por edades de una población es el factor de mayor impacto y, por suerte, su visibilidad debería facilitar la planificación política de los gobiernos.
  • A medida que los países empiezan a experimentar el proceso de alargamiento de la esperanza de vida, pueden seguir invirtiendo en su desarrollo económico. Para aprovechar al máximo los beneficios de una mano de obra experimentada y hacer frente a los costes sanitarios y de formación continua que conlleva, estar abiertos al comercio y contar con mercados laborales flexibles supone una ventaja.
  • Las estructuras de los fondos de pensiones actuales parecen inflexibles: la experiencia de Japón y Corea del Sur indica que se puede hacer mucho para mejorar el nivel de las prestaciones básicas, evitar la pobreza de los ancianos y eliminar la fuerte desigualdad de género en los resultados.
  • Centrarse pronto en las personas pobres con iniciativas de microfinanciación y a favor de la inclusión como la «Bolsa Familia»4 de Brasil ayuda a prepararse para la futura contracción de la mano de obra.
  • Una versión de este programa público podría ser eficaz para incentivar el reciclaje profesional, la adquisición de nuevas competencias y una educación más amplia para facilitar una vida laboral más larga.
  • La promesa de la IA parece centrarse principalmente en aspectos que alargarán la vida mediante la I+D en productos farmacéuticos y biotecnología en general. Es un factor claramente positivo, pero los gobiernos necesitan soluciones para otros retos, como el negocio de atender a una población de edad avanzada con una mano de obra en declive. Cabe esperar mayores ganancias en ese ámbito y no tardando.
  • En la industria, la automatización y el uso de robots para realizar tareas físicamente exigentes ya están en marcha. A medida que se reduce la mano de obra, el valor económico de la inversión en estas aplicaciones aumenta y, con toda probabilidad, los costes disminuyen, lo que supone un impulso para la productividad.
  • La fiscalidad podría incentivar el aumento de las cotizaciones personales a las pensiones, que iría de la mano de incrementos graduales de la edad de jubilación. Esto provocará cambios en el comportamiento de las empresas.
  • Las fintech ya ofrecen soluciones innovadoras para la planificación de la jubilación y la gestión financiera.
  • Hay efectos en la asignación de activos que también pueden afectar al comportamiento de las empresas, a saber una demanda sostenida de una combinación de activos generadores de crecimiento e ingresos con un enfoque en la estabilidad y el riesgo moderado.
  • Esperamos una mayor atención a la valoración del capital humano y al trato justo de los clientes, especialmente al reconocer que las capacidades cognitivas de los clientes podrían disminuir con el tiempo.
  • Sin embargo, por encima de todas estas cuestiones estará la necesidad de una buena gobernanza, el buen funcionamiento del Estado de derecho y la flexibilidad de la política monetaria, a medida que aumente la cohorte de jubilados y la priorización del control de la inflación sobre el crecimiento económico se convierta en una importante cuestión electoral.


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