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La tecnología constituye la única fuente ilimitada de crecimiento

Según el modelo neoclásico de crecimiento de Solow, el crecimiento económico a largo plazo de un país únicamente depende de tres factores: el aumento de la población, la intensificación del capital (es decir, ampliar la base de capital por trabajador) y el incremento de la productividad, por lo general gracias a los avances tecnológicos y la innovación. Sin embargo, los dos primeros factores están sujetos a unos rendimientos marginales en descenso y con frecuencia se han convertido en detractores del crecimiento en los mercados desarrollados. Por ejemplo, se espera que la población de la Unión Europea alcance su máximo dentro de dos años (en 2026) y posteriormente se reduzca en un total de 34 millones de habitantes para 21001. En los Estados Unidos todavía se espera que la población crezca hasta 2070, aunque a partir de 2040 se prevé que la inmigración neta, muy probablemente procedente de economías emergentes, representará el 100 % de todo el crecimiento2. Por suerte para los países desarrollados, el tercer factor, el avance tecnológico, sigue siendo una fuente teóricamente ilimitada de crecimiento.

Este artículo, analiza el papel fundamental de la industria de semiconductores para impulsar la innovación tecnológica y el crecimiento económico, centrándose en particular en el papel central de Asia en este ecosistema. En él se ahonda en las complejidades de la cadena de suministro de semiconductores, se analizan los principales agentes, como Taiwán, Corea del Sur, Japón y aportaciones emergentes como la de la India y el sudeste asiático.

Pasado, presente y futuro: Tendencias de población de las principales regiones (2024 = 100)

En millones

Fuente: Banco Mundial. 2024. Análisis realizado por Franklin Templeton. Los datos posteriores a 2024 son proyecciones. No existen garantías de que las proyecciones, previsiones o estimaciones vayan a cumplirse. 

Creemos que un enfoque de inversión regional y basado en el ecosistema puede ofrecer una exposición integral. Para aquellos inversores que pretenden capitalizar el futuro de la tecnología es crucial comprender estas dinámicas regionales.



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